Un hombre
en cualquier siglo
es de carne
y de acero.
Un hombre
tiene vida
y Cupido
amenaza
con su flecha.
Roto el dardo sobre el acero
algo queda de carne
y de lágrima.
Un hombre
tiene miedo
levanta muros
de pensamiento
y palabras
donde ocultar la carne.
El Dios de Amor,
no el falsario
sino el Único
advierte:
"Hijo de hombre,
no te castigue yo por hipócrita.
Sé valiente,
y atrévete
a derrumbarte
sé lágrima
y lamento
sé lágrima
y lamento
pues tu acero
esconde el dolor
de aquello que, dices,
no duele"
J.A.P
J.A.P
No hay comentarios:
Publicar un comentario