jueves, 16 de febrero de 2023

Auténticos

 


En tiempos de distopía, apocalipsis y fragmentación la figura prototípica del roquero se alza a la manera de estímulo para mirar hacia las cosas del mundo con algo de cariño, algo que suscite empatía, optimismo, identidad y pertenencia a lo colectivo. Aunque el rock ya no está de moda, la figura del rockero, y concretamente la de Bruno Lomas- Emilio Baldoví, sigue siendo la de alguien entrañable, inocentón, dotado de cierta gracia, y talentoso. Por allá a principios de los noventa, sus canciones sonaban en algunos hogares del viejo barrio, y eran parte de la banda sonora de la vida de un adolescente. En cuanto a su personalidad y su imagen, Bruno Lomas seguramente cumplía con ese arquetipo rockero sobre un tipo individualista con una cabecita muy loca y desmesurada, reaccionario, genio decadente, pero con un corazón de oro. Pero estos días me ha llamado la atención un breve apunte de Enrique Ginés publicado en el libreto interior de uno de los pocos compact disc de Bruno Lomas que todavía pueden encontrarse en las tiendas de discos con el cual quiere mostrar que Bruno fue el único roquero auténtico en España, y que transcribo aquí: "Bruno Lomas era, a mi entender, rockero en un escenario, pero también en un estudio de grabación y sobre todo en sus comportamientos personales. Su coherencia me permitió garantizar esto que hoy escribo para la colección "Éxitos de dos en dos". Los otros rockeros españoles que conozco son (que me perdonen) descafeinados, la pureza en la "raza rockera" solo se consigue cuando, como Bruno, se vive el rock en sus tres dimensiones."

Ahí lo dejo. Hay algo más que música e imagen en esa figura del roquero tan perfectamente encarnada en Bruno Lomas. Algo que lo hace moral y éticamente admirable, y es su coherencia y su transparencia, virtudes que tal vez no se ven ni en la política, ni en muchos artistas ni tampoco en muchos miembros de las iglesias cristianas. El rockero, el auténtico, podrá tener muchos pecados, pero nunca será hipócrita y siempre será una imagen y una lección de no fragmentación, de continuidad, perseverancia y sinceridad. Solo por eso creo que el rock y sus auténticas figuras pueden alegrarnos la vida hasta el fin de los tiempos.        


J.A.P    

La muerte nos rodea (Dawn of the Dead, 1978)

La muerte nos rodea la muerte nos rodea ¿suicidio? nooooo lucha hasta el final La noche se hace eterna la noche se hace eterna ¿soñar? noooo...